#1193 – Asedio a Waco

Creación de la secta “Davidianos de la Rama”

En 1929 Víctor Houteff, un inmigrante búlgaro y maestro de la Escuela Sabática Adventista del Séptimo Día del sur de California, afirmó que tenía un nuevo mensaje para toda la Iglesia Adventista. Sus ideas lo llevaron a presentar su punto de vista en un libro que el mismo escribió llamado “La vara del pastor: Los 144.000 – Un llamado a la reformación”. Los líderes adventistas rechazaron las ideas de Houteff por considerarlas contrarias a las enseñanzas básicas de la iglesia.

Ante esta negativa, en 1934 Houteff decidió establecer un cuartel general al oeste de Waco, Texas, e inicio un grupo religioso bajo su propia ideología. Este grupo se hizo llamar simplemente como los “Davidianos”. En 1942, cambió el nombre del grupo a Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día de David, haciendo referencia a su creencia en la restauración del Reino Davídico de Israel.

Después de la muerte de Houteff en 1955, un segmento del grupo que era fielmente leal a Houteff continuó existiendo como los Adventistas del Séptimo Día Davidianos y fue dirigido por su esposa Florence. Ella estaba convencida de que ocurriría un apocalipsis en 1959, así que Florence y su consejo reunieron a cientos de sus seguidores en el Centro Mount Carmel, complejo del grupo que estaba ubicado en Waco, para el cumplimiento de la profecía que está escrita en Ezequiel 9.

Dichos eventos anticipados no ocurrieron y luego de esta decepción, uno de los “Davidianos” más populares de la congregación, Benjamin Roden, formó otro grupo al que llamó “Davidianos de la Rama” y logró tomar el control del Centro Mount Carmel. Cuando Benjamin murió en 1978, fue sucedido por su esposa Lois Roden y después de la muerte de Lois, el hijo de Benjamín y Lois, George, asumió el derecho a la presidencia. Sin embargo, en menos de un año Vernon Wayne Howell “David Koresh” subió al poder y se convirtió en el líder con ayuda de aquellos en el grupo que simpatizaban con él.

Primeros años de Vernon Wayne Howell “David Koresh”

David Koresh nació como Vernon Wayne Howell el 17 de agosto de 1959, en Houston, Texas. Nació de una madre soltera de 14 años quien lo dejo cuando él tenía cuatro años, ella escapó con su novio y lo dejo al cuidado de su abuela materna, Earline Clark.

Koresh siempre describió su infancia como solitaria, además, debido a sus escasas habilidades de estudio y su dislexia, fue puesto en clases de educación especial, lo que lo llevo a recibir burlas por parte de sus compañeros. Como consecuencia Koresh abandonó la escuela y nunca termino la preparatoria.

Cuando tenía 19 años, Koresh tuvo relaciones sexuales con una niña de 15 años que quedó embarazada. Esto en Texas no era del todo ilegal, ya que él era considerado como menor de edad ya que aún no cumplía los 21 años, pero esto le causo varios conflictos y fue mal visto entre su comunidad. Este acontecimiento lo orilló a convertirse en cristiano de la Iglesia Bautista del Sur y pronto se unió a la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Allí, Koresh se enamoró de la hija del pastor. Un día mientras oraba pidiendo guía, abrió los ojos y supuestamente encontró la Biblia abierta en Isaías 34:16, donde decía que “nadie debería desear a su cónyuge”. Convencido de que esto era una señal de Dios, Koresh se acercó al pastor y le dijo que Dios quería que tuviera a su hija por esposa. El pastor enfurecido lo echó, pero Koresh siguió detrás de la hija del pastor hasta que fue expulsado de la congregación.

En 1981, Koresh se mudó a Waco, donde se unió a los Davidianos de la Rama. Ahí Koresh tocaba la guitarra y cantaba en los servicios religiosos la sede de la secta, el Centro Mount Carmel.

David Koresh asciende como líder de la secta

En 1984, durante una reunión davidiana hubo una discusión que dividió la secta. Esta discusión fue debido al manejo del Centro Mount Carmel y sobre el liderazgo óptimo de la secta. Los protagonistas de esta pelea fueron Koresh quien estaba al frente de una facción y George Roden a la cabeza de otra. Después de esta división, George corrió a Koresh y a sus seguidores del Centro a punta de pistola. Koresh y su grupo se trasladaron y se instalaron en Palestina, Texas.

Después de la muerte de Lois Roden y la sucesión de su hijo en agosto de 1987, Koresh decidió regresar a Mount Carmel e intentó hacerse con el control de dicho recinto. Entonces a George se le ocurrió desenterrar un ataúd del cementerio davidiano y desafió a Koresh a un concurso de resurrección para demostrar quién era el heredero legítimo del liderazgo. En cambio, Koresh fue a la policía y afirmó que George era culpable de abuso de cadáveres, pero los fiscales del condado se negaron a presentar cargos sin pruebas.

El 3 de noviembre de 1987, Koresh y siete compañeros armados intentaron ingresar a la capilla de Mount Carmel con la intención de fotografiar el cuerpo en el ataúd como prueba incriminatoria. George fue informado de los intrusos y lo tomo como un ataque al complejo davidiano. Él tomo algunas armas que tenía en su posesión y abrió fuego en contra de Koresh.

El Departamento de Policía respondió unos 20 minutos después del tiroteo, durante el cual George resultó herido. El alguacil Harwell llamó a Koresh por teléfono y le dijo que dejara de disparar y se rindiera. Koresh y sus compañeros, apodados por los medios como los “Ocho de Rodenville”, fueron juzgados por intento de asesinato el 12 de abril de 1988.

Durante el juicio, George fue encarcelado bajo cargos de desacato al tribunal debido a su uso de lenguaje soez en algunos alegatos judiciales y amenazó a la corte de Texas si fallaba a favor de Koresh. Roden fue encarcelado por seis meses por mociones legales que presentó con lenguaje explícito. Mientras que los “Ocho de Rodenville” fueron absueltos porque tanto el jurado como los fiscales del condado no insistieron más en el caso.

En marzo de 1989, George mató con un hacha a un davidiano llamado Wayman Dale Adair, quien visitó a George para discutir una supuesta visión donde él alegaba ser el mesías elegido por Dios y el líder verdadero de la secta. George fue declarado culpable bajo una defensa por demencia y fue internado en un hospital psiquiátrico.

Este incidente fue aprovechado por Koresh y varios de sus seguidores. Mientras George estaba internado, el grupo religioso de Koresh se mudó de su sede en Palestina a Mount Carmel. Además, Koresh recaudó dinero para pagar todos los impuestos atrasados ​​del complejo davidiano y tomó el control legal de la propiedad.

Para julio de 1989 David Koresh se convirtió en líder legítimo de la secta, comenzó a proclamar que él era un mesías y que cualquier hijo nacido del mesías sería sagrado. Debido a esto, se involucró en múltiples matrimonios con mujeres de la comunidad davidiana.

Davidianos de la Rama de Waco

El 27 de febrero de 1990, el periódico local, El Heraldo de Waco, comenzó a publicar “The Sinful Messiah” (El Mesías Pecador), una serie de artículos escritos por los periodistas Mark England y Darlene McCormick, quienes informaron de acusaciones que culpaban a Koresh de abuso físico de niños y de violaciones al tomar múltiples novias menores de edad. También se dijo que Koresh defendía la poligamia y que él tenía derecho a reclamar a cualquiera de las mujeres del grupo como suya. Él llegó a tener al menos una docena de hijos y algunas de estas madres se convirtieron en novias de él cuando ellas tan solo tenían 12 o 13 años

Además de las denuncias de abuso sexual, se sospechaba que Koresh y sus seguidores almacenaban armas ilegales dentro del Centro Mount Carmel. En mayo de 1992, el subjefe Daniel Weyenberg del Departamento de Policía del condado de McLennan llamó a la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (ATF) para notificarles que su oficina había sido contactada por un trabajador local de la compañía de paquetería UPS. El conductor de UPS dijo que un paquete se había roto al ser entregado en la residencia de la secta Davidianos de la Rama, revelando armas de fuego, casquillos de granadas inertes y pólvora negra.

El 9 de junio de 1990, la ATF abrió una investigación formal cuando obtuvo informes de disparos automáticos provenientes del complejo Mount Carmel y fue clasificada como sensible, por lo que exigió un alto grado de supervisión.

El 30 de julio, los agentes de la ATF David Aguilera y Sean Skinner visitaron al traficante de armas de los Davidianos, Henry McMahon, quien trató de que hablaran con Koresh por teléfono. Koresh se ofreció a permitir que la ATF inspeccionara el papeleo de las armas y pidió hablar con Aguilera por teléfono, pero fue renuente al aceptar que los agentes visitaran el complejo.

La ATF comenzó la vigilancia al Centro Mount Carmel desde una casa al otro lado de la carretera. Su cobertura era notablemente pobre, los agentes en cubierto se hacían pasar por estudiantes, pero los “estudiantes universitarios” tenían alrededor de treinta años, tenían automóviles nuevos, no estaban registrados en las escuelas locales y no tenían un horario que se ajustara a algún empleo o clases escolares legítimos. Durante la investigación se asignó a un agente para que se infiltrara en la organización religiosa, Robert Rodríguez, cuya verdadera identidad conocía Koresh desde el principio, aunque decidió no revelar ese hecho hasta el día del asedio.

A las pocas semanas la ATF obtuvo información que Rodríguez había filtrado, en el reporte del agente encubierto se mencionaba que los davidianos estaban modificando armas para que tuvieran capacidad de disparo automático ilegal. Koresh tenía partes del receptor inferior de rifles de asalto AR-15 con componentes de gatillo de M16 y según las regulaciones de la ATF, la “posesión constructiva” de una ametralladora no registrada es ilegal como lo estipula la Ley de Protección a los Propietarios de Armas de Fuego de 1986.

Utilizando una declaración jurada presentada por Aguilera que alegaba que los davidianos habían violado la ley federal, la ATF obtuvo órdenes de cateo y de arresto en contra de Koresh y varios de sus seguidores por cargos de armas. La ATF también afirmaba que Koresh estaba operando un laboratorio de metanfetamina dentro del complejo. Se creía que Koresh quería establecer un nexo de drogas y las armas eran para obtener activos “militares” para entrar en la “guerra de las drogas” contra carteles que se opusieran a la venta de metanfetaminas de la secta.

Aunque la investigación de la ATF se centró en violaciones y armas de fuego, y no en drogas ilegales, la ATF solicitó asistencia de la DEA citando una conexión con drogas basándose en:

1) Una entrega en el complejo de productos e instrumentos químicos y cristalería.

2) Un testimonio escrito de un ex residente del complejo, alegando que Koresh le había dicho que el tráfico de drogas era una forma rápida de recaudar dinero.

3) Varios residentes actuales ya habían estado involucrados anteriormente con las drogas incluso dos de ellos fueron encarcelados por delitos de tráfico de drogas.

4) Imágenes térmicas de sobrevuelos de la Guardia Nacional mostraban un punto caliente dentro del recinto, posiblemente indicando el laboratorio de metanfetaminas.

Aunque la ATF prefería arrestar a Koresh fuera del Centro Mount Carmel, los agentes recibieron información de Rodríguez diciendo de que Koresh rara vez lo abandonaba.  La ATF no tuvo otra opción que planear la redada para el domingo 28 de febrero de 1993, con el nombre en clave “Showtime”.

El asedio

La redada dejó de ser sorpresa el mero día cuando un reportero del canal KWTX-TV fue alterado del allanamiento y este para cubrir la historia completa decidió ir a Mount Carmel, pero antes pidió direcciones del complejo a un cartero del Servicio Postal que casualmente era el cuñado de Koresh. El cartero le pareció inusual que una camioneta de noticias visitara el complejo y de inmediato contacto a Koresh. Este último contacto a un davidiano que trabajaba como oficinista en el Departamento de Policía, quien le dijo a Koresh que la ATF tenía planes de entrar al Centro Mount Carmel. Koresh le dijo al agente encubierto, Rodríguez, que sabía quién era realmente y que la ATF había planeado inminentemente una redada. El agente negó todo y buscó la manera de abandonar el recinto de inmediato. Rodríguez al reportarse con sus superiores dijo que los Davidianos de la Rama estaban rezando cuando él dejó el centro davidiano y que había sido descubierto por Koresh.  Pero lo que no sabían es que en cuanto salió Rodríguez, Koresh ordenó a los hombres que comenzaran a armarse y tomar posiciones defensivas, mientras que a las mujeres y los niños se les dijo que se refugiaran en sus habitaciones.

Koresh les dijo que él intentaría hablar con la ATF y que lo que sucediera después dependería de las intenciones de los agentes.

A las 9:45 am la ATF llegó en un convoy (A) de vehículos civiles que contenían personal uniformado con equipo táctico estilo SWAT. Se utilizaron tres helicópteros de la Guardia Nacional del Ejército como distracción aérea y reconocimiento de campo.

Los agentes de la ATF declararon que escucharon disparos provenientes del interior del complejo recién bajaban de los vehículos y ellos respondieron el fuego. Mientras que exintegrantes de los Davidianos de la Rama afirmaron que los primeros disparos vinieron de los agentes de la ATF. Otros informes afirman que los primeros disparos fueron realizados por un equipo especial de la ATF enviado para matar a los perros en la perrera del centro Mount Carmel.

Durante los primeros disparos Koresh resultó herido, recibió dos disparos, uno en la mano y otro en el estómago. Diez minutos después del inicio de la redada, el davidiano Wayne Martin llamó al 911 pidiendo ayuda a los servicios de emergencia y les suplicó que los agentes dejaran de disparar. Martin pidió un alto al fuego y las cintas de audio que el 911 grabó durante la llamada se escucha a él diciendo –“¡Aquí vienen otra vez!” “¡Son ellos disparando! ¡No somos nosotros!”.

La primera víctima de la ATF fue de un grupo de agentes que había llegado por el lado oeste del complejo (B). Los agentes rápidamente se pusieron a cubierto y dispararon contra los edificios mientras los helicópteros pasaban a baja altura sobre el complejo, aproximadamente a unos 105m de los edificios, todos los helicópteros recibieron disparos y tuvieron que retirase para repeler el ataque.

En el lado este del complejo (C), los agentes sacaron cuatro escaleras y las colocaron contra el costado del edificio. El plan era asegurar el techo, llegar a la habitación de Koresh y luego ir a la habitación donde creían que se guardaban las armas, según el agente Rodríguez.

Tres agentes llegaron a la ventana de Koresh (D) donde fueron atacados. Un agente murió y otro resultó herido. El tercer agente trepó hacia la cima del techo y se unió a otros agentes (E) que se dirigían a la armería (F). En la armería rompieron una ventana y arrojaron una granada paralizante y cuatro agentes entraron. Cuando otro intentó seguirlos, una ráfaga de balas penetró en la pared y lo hirió, pero pudo alcanzar a arrastrarse y resbalar hacia un lugar seguro (G). Dentro de la armería, los agentes mataron a dos davidianos, pero posteriormente fueron objeto de intensos disparos; dos resultaron heridos y no tuvieron más que retirarse. Un agente en el exterior les proporcionó fuego de cobertura, pero un davidiano le disparó con un arma automática y cayó muerto de inmediato.

Docenas de agentes de la ATF dentro del complejo fueron acorralados durante el intenso intercambio de disparos. Al pasar los minutos, el número de agentes heridos de la ATF aumentó. Varios agentes fueron heridos por disparos de un davidiano ubicado en lo alto de la torre de agua (H). El fuego cruzado continuó, pero 45 minutos después de la redada, los disparos disminuyeron a medida que los agentes comenzaron a quedarse sin municiones. El tiroteo duró un total de 2 horas.

El teniente del Departamento de Policía del condado de McLennan se puso en contacto con ambos bandos y negoció un alto al fuego. El agente de la ATF encargado del asedio, Chuck Hustmyre, escribió más tarde en su reporte: “Aproximadamente 45 minutos después del tiroteo, el volumen de los disparos finalmente comenzó a disminuir. Nos estábamos quedando sin municiones. Los davidianos, sin embargo, parecían tener infinitas”.

En total, cuatro agentes de la ATF: Steve Willis, Robert Williams, Todd McKeehan y Conway Charles murieron durante el tiroteo. Otros 16 resultaron heridos. Después del alto al fuego, los Davidianos de la Rama permitieron que los muertos y heridos de la ATF fueran evacuados. Los cinco Davidianos de la Rama que murieron en la redada fueron Winston Blake, Peter Gent, Peter Hipsman, Perry Jones y Jaydean Wendell. Sus cuerpos fueron enterrados en el terreno.

Los informes de la ATF decían que los Davidianos de la Rama tendieron una emboscada a la ATF y que aparentemente no maximizaron las muertes de los agentes, explicando que eran fanáticos religiosos que esperaban un final apocalíptico en el que estaban destinados a morir, defendiendo su terreno sagrado para lograr la salvación.

La ATF estableció contacto con Koresh y otras personas dentro del complejo después de que se retiraron, con el fin de lograr una tregua y negociar que el líder de la secta se entregara pacíficamente. Pero antes de que terminara el día el FBI asumió el mando como resultado de la muerte de agentes federales, colocando al jefe de la Oficina del FBI en San Antonio, Jeff Jamar, a cargo del asedio y como comandante del sitio.

Al principio, los davidianos tenían contacto telefónico con los medios de comunicación locales y Koresh concedió entrevistas telefónicas. Pero el 3 de marzo el FBI cortó la comunicación davidiana con el mundo exterior. Durante los siguientes 46 días, la comunicación con los que estaban adentro del complejo fue por un teléfono que era manejado por un grupo de 25 negociadores del FBI.

En la primera semana, el FBI creyó que habían logrado un gran avance cuando negociaron con Koresh un acuerdo de que los Davidianos de la Rama abandonarían pacíficamente el complejo a cambio de un mensaje, grabado por Koresh, que se transmitía en la radio nacional. Se hizo la transmisión, pero Koresh luego les dijo a los negociadores que Dios le había dicho que se quedara en el edificio y que esperara. A pesar de esto, poco después los negociadores lograron facilitar la liberación de 19 niños, con edades entre los cinco meses y los 12 años, sin embargo, 98 personas permanecían en las instalaciones Mount Carmel. Luego, los niños fueron entrevistados por el FBI y los Texas Rangers y al parecer los niños habían sido abusados física y sexualmente mucho antes del enfrentamiento. Esta fue la justificación clave ofrecida que el FBI dio tanto al presidente Bill Clinton como a la fiscal general Janet Reno, para lanzar ataques con gas lacrimógeno para obligar a los Davidianos a salir del complejo.

El FBI tenía dos opciones de acción, una era que la negociación era la solución y la otra, la fuerza. A medida que avanzaba el asedio se utilizaron técnicas cada vez más agresivas para tratar de expulsar a los Davidianos de la Rama como, por ejemplo, la privación del sueño de los habitantes a través de transmisiones nocturnas de grabaciones de aviones, música pop, cánticos y grabaciones de gritos desgarradores.

Mientras estas últimas tácticas se ponían en marcha, afuera del recinto davidiano llegaban nueve vehículos de combate Bradley que llevaban granadas de gas lacrimógeno M651 CS y cinco vehículos de combate M728 obtenidos del ejército de los Estados Unidos. Los vehículos blindados se utilizaron para destruir cercas perimetrales y aplastar los coches pertenecientes a los davidianos.

Las discusiones de Koresh con el equipo negociador se volvieron cada vez más difíciles. Según el FBI, proclamó que él era la Segunda Venida de Cristo y que su padre en el cielo le había ordenado permanecer en el recinto. Esto llevo a que los planificadores del FBI consideraran el uso de francotiradores para matar a Koresh y posiblemente a otros davidianos clave. El FBI expresó su preocupación de que los davidianos pudieran cometer un suicidio masivo, como había sucedido en 1978 en el complejo de Jonestown.

*Nota del investigador: caso #4186 – Masacre de Jonestown.

La recién nombrada fiscal general de los Estados Unidos, Janet Reno, aprobó las recomendaciones del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI para montar un asalto, después de que le dijeron que las condiciones se estaban deteriorando y que los niños estaban siendo abusados dentro del complejo. Incluso el presidente Clinton relato días después del asedio que él había dado luz verde al asalto – “Finalmente, le dije que sí al FBI, pensaba que era lo correcto, les ordené que podían seguir adelante”.

El asalto tuvo lugar el 19 de abril de 1993 a las 7:00 am. Debido a que los Davidianos de la Rama estaban fuertemente armados, las armas del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI incluían rifles calibre .50 (12,7 mm) y vehículos blindados de combate (CEV). Los CEV usaron explosivos para hacer agujeros en las paredes de los edificios del complejo para poder lanzar gas lacrimógeno y tratar de expulsar a los davidianos sin dañarlos. El plan declarado exigía que se bombearan cantidades cada vez mayores de gas para aumentar la presión. Los altavoces debían usarse para decirles a los davidianos que no habría asalto armado y para pedirles que no dispararan contra los vehículos. Según el FBI, a los agentes del Equipo de Rescate de Rehenes se les había permitido devolver cualquier fuego entrante, pero los agentes federales no hicieron disparos el 19 de abril. Cuando varios davidianos abrieron fuego, la respuesta del Equipo de Rescate de Rehenes del FBI fue solo aumentar la cantidad de gas en uso.

Hacia el mediodía, se produjeron tres incendios casi simultáneamente en diferentes partes del edificio y se propagaron rápidamente. Las imágenes del incendio fueron transmitidas en vivo por equipos de televisión. El gobierno sostiene que los incendios fueron provocados deliberadamente por la misma secta.

Sólo nueve personas abandonaron el edificio durante el incendio. El resto de los davidianos, incluidos los niños, fueron enterrados vivos entre los escombros o asfixiados. Muchos murieron por inhalación de humo o monóxido de carbono y otros murieron calcinados ya que el fuego envolvió el complejo entero. Según el FBI, Steve Schneider, el principal ayudante de Koresh, disparó y mató a Koresh y luego a sí mismo.

Eventos después del asedio

En total, murieron 76 personas. Se encontró una gran concentración de cadáveres, armas y municiones en la sala de almacenamiento “del búnker”. El informe del investigador de incendios de los Texas Rangers supone que a muchos de los ocupantes se les negó el escape desde adentro o se negaron a irse hasta que escapar no fuera una opción. También menciona que los escombros estructurales en el extremo oeste del edificio podrían haber bloqueado una posible ruta de escape. Una investigación independiente realizada por dos expertos del Departamento de Ingeniería de Protección contra Incendios de la Universidad de Maryland concluyó que los residentes del complejo tuvieron tiempo suficiente para escapar del incendio, si así lo hubieran deseado.

Los eventos en Mount Carmel provocaron un enjuiciamiento penal, así como un litigio civil. El 3 de agosto de 1993, un gran jurado federal emitió una acusación formal de diez cargos contra 12 de los davidianos sobrevivientes. El gran jurado acusó, entre otras cosas, de que los Davidianos de la Rama habían conspirado, ayudado e instigado en el asesinato de oficiales federales, y habían poseído y utilizado ilegalmente varias armas de fuego.

En la actualidad, no queda nada de las instalaciones del recinto davidiano, más que los cimientos de hormigón, ya que todo el sitio fue demolido dos semanas después del final del asedio. Solo una pequeña capilla construida años después se encuentra en el lugar.

Si bien Koresh, en última instancia, poseía una cantidad extraordinaria de poder dentro de la comunidad del Centro Mount Carmel, no era su único representante. Hoy en día existen varios Davidianos de la Rama, muchos de los cuales ven a Koresh como un líder disidente de su propia tradición legítima e histórica. Cabe mencionar que muchos de los Davidianos de la Rama que finalmente murieron en Waco habían sido miembros de la comunidad durante mucho tiempo, incluso antes de que naciera Koresh.

Hoy día, casi treinta años después, el complicado legado de Waco nos desafía a pensar en ciertas situaciones y el uso del lenguaje para hablar de religión como: “víctimas”, “líder de culto” o “fanáticos”, afecta la forma en que reaccionamos ante ellos. Es bien sabido que la religión es una categoría protegida constitucionalmente, pero la identificación de los Davidianos de la Rama de Waco como un culto los coloca fuera de las protecciones del estado.

El hecho de que fuera tan fácil disminuir a Koresh y sus seguidores como “víctimas indignas”, hizo que fuera mucho más sencillo para el público aceptar sus muertes. Pero no hay que olvidar que estas personas eran impulsadas, aunque incorrectamente, por algo tan poderoso como lo es la fe.

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